En la vasta mitología de H.P. Lovecraft, el amor y el romance parecen no tener cabida. Sus historias están llenas de horrores cósmicos, entidades innombrables y personajes al borde de la locura, pero rara vez hay espacio para los sentimientos humanos más comunes. Sin embargo, en la vida real, el gran maestro del horror sí tuvo una relación significativa: su matrimonio con Sonia H Greene, una mujer que desafió su visión del mundo y que dejó una huella importante en su vida.
¿Quién fue Sonia H. Greene?
Sonia H Greene nació en 1883 en Ucrania y emigró a los Estados Unidos siendo aún una niña. Desde joven, demostró una gran independencia y espíritu emprendedor. Se convirtió en una exitosa empresaria en la industria de la moda, manejando su propio negocio de sombreros. Además, tenía una inclinación por la literatura, escribiendo relatos y participando activamente en círculos literarios.
Su personalidad era vibrante, extrovertida y ambiciosa, lo que contrastaba enormemente con el carácter reservado, nostálgico y muchas veces pesimista de Lovecraft. Su historia juntos es un testimonio de cómo dos mundos aparentemente opuestos pueden colisionar, aunque no siempre con éxito.

Un romance inesperado
Sonia y Lovecraft se conocieron en 1921, en una convención de escritores del movimiento amateur. A pesar de sus diferencias, Sonia quedó fascinada con la inteligencia y el talento de Lovecraft, mientras que él, aunque poco experimentado en el amor, encontró en ella una admiradora genuina y una compañera que lo animaba a salir de su burbuja intelectual.
Tras un periodo de cortejo, la pareja contrajo matrimonio el 3 de marzo de 1924 en Nueva York. Sonia, con su visión más práctica y optimista de la vida, esperaba que Lovecraft pudiera integrarse al mundo laboral y encontrar estabilidad. Sin embargo, los problemas no tardaron en aparecer.

Lovecraft y su visión del romance
Para Lovecraft, el amor nunca fue una prioridad. Su mundo interior estaba dominado por el pensamiento racional, la nostalgia por el pasado y un fuerte apego a su madre, quien había fallecido en 1921. Además, en sus cartas y escritos personales, Lovecraft manifestaba una actitud distante hacia el amor romántico e incluso mostraba cierta incomodidad con el contacto físico y las emociones intensas.
Aunque respetaba y apreciaba a Sonia, su naturaleza solitaria y su dificultad para adaptarse a la vida conyugal hicieron que la relación se desgastara rápidamente. No buscó empleo estable en Nueva York, se resistió a depender económicamente de su esposa y, cuando ella tuvo que mudarse a Cleveland por motivos de trabajo, él prefirió quedarse solo en la ciudad, sin intentar seguirla.
Separación y legado
En 1926, el matrimonio terminó en la práctica, aunque nunca se divorciaron legalmente. Sonia siguió adelante con su vida, casándose años después con el médico Nathaniel A. Davis, mientras que Lovecraft regresó a Providence y se sumergió por completo en su escritura.
A pesar de la separación, Sonia nunca habló mal de Lovecraft y, con los años, promovió su legado y defendió su figura como escritor. Aunque su amor no prosperó, su impacto en la vida de Lovecraft fue innegable, dándole una experiencia que pocos habrían imaginado para el autor de los horrores cósmicos.
Su obra literaria
Además de su relación con Lovecraft, Sonia H Greene tuvo una faceta como escritora. Aunque no fue una autora prolífica, sí dejó algunos relatos y artículos dentro del movimiento pulp y de escritores amateur. Uno de sus cuentos más conocidos es «The Horror at Martin’s Beach» (también publicado como «The Invisible Monster»), que escribió en 1922 con la revisión de Lovecraft. La historia trata sobre pescadores que capturan una criatura marina desconocida, provocando una venganza aterradora. Este relato refleja el interés de Sonia por el horror, aunque con un enfoque más directo y menos filosófico que el de Lovecraft.
Otros de sus escritos incluyen:
- «Four O’Clock» (publicado en The Rainbow, 1919), una historia poco documentada que apareció en una revista de escritores aficionados.
- «Alimony House», una ficción corta publicada en una revista pulp, aunque actualmente es difícil de encontrar.
- Ensayos y artículos, en los que abordaba temas culturales y literarios desde una perspectiva más realista y práctica.

Conclusión
La historia entre Sonia Greene y H.P. Lovecraft es una de contrastes y desencuentros, pero también de aprendizaje. Para Lovecraft, el amor fue un territorio desconocido y, quizá, incomprensible. Para Sonia, fue una etapa de su vida que la unió a un genio, aunque efímeramente.
Más allá de su matrimonio con Lovecraft, Sonia fue una mujer independiente y con aspiraciones literarias propias. Su obra, aunque eclipsada por la del maestro del horror cósmico, merece ser recordada como parte del legado de las revistas pulp y de los círculos literarios de la época. Su relación con Lovecraft fue solo una parte de su vida, pero su historia sigue siendo un testimonio fascinante de cómo dos mundos tan diferentes pueden encontrarse, aunque sea por un breve instante.