Hoy se cumplen 9 años del estreno de Star Wars Episodio VII: El Despertar de la Fuerza. El 18 de diciembre de 2015, los fans de la galaxia muy, muy lejana volvimos a emocionarnos con la llegada de una nueva trilogía. Daisy Ridley tomó el centro del escenario como Rey, protagonista de una historia que buscaba revitalizar la franquicia.
Volver a verla ahora, con todo lo que sabemos tras el desenlace de la trilogía, hace que mi perspectiva haya cambiado. Algunas cosas me parecen mejores que antes, mientras que otras han perdido su brillo original.
La emoción del estreno y el contraste con el final de la trilogía
En su momento, El Despertar de la Fuerza prometía un renacer para la saga, pero esa expectativa inicial se transformó en decepción con el tiempo. Aún así, puedo decir que esta entrega es la más rescatable de las tres. Es como si El Despertar de la Fuerza fuera una semilla llena de potencial, pero las secuelas no lograron que floreciera adecuadamente.
Sigo pensando que, en esta primera película, los errores y las inconsistencias de la trilogía no son tan evidentes. Quizás por eso la nostalgia la vuelve una experiencia disfrutable, aunque algo agridulce. Y, bueno, ¡por favor, Disney, descanoniza la trilogía ya!
Kylo Ren: un villano más interesante en retrospectiva
Si hay algo que ha mejorado con el tiempo es mi percepción de Kylo Ren. Ahora, a la luz de su redención final en El Ascenso de Skywalker, su lucha interna en El Despertar de la Fuerza parece mucho más profunda. La escena en la que enfrenta a su padre, Han Solo, ha ganado un significado más emotivo y trágico. Ver cómo el conflicto lo consume hace que su caída al lado oscuro sea más creíble.
Rey: de personaje entrañable a «bendecida por el guion»
Rey comienza como un personaje humilde, con un fuerte sentido de justicia, y resulta fácil empatizar con ella. Sin embargo, a medida que avanza la trama, su aparente perfección y habilidades innatas comienzan a hacer ruido.
¿Cómo es posible que, sin entrenamiento alguno, revierta la lectura mental de Kylo Ren o supere su control sobre la Fuerza para atraer un sable láser en la nieve? Estas escenas la convierten en lo que muchos llaman «bendecida por el guion». Es como si el poder de la Fuerza, en su caso, no requiriera esfuerzo o aprendizaje, lo que la hace lucir arrogante y poco creíble hacia el final de la cinta.
Esto plantea una pregunta interesante: ¿Es este tipo de aprendizaje instantáneo algo exclusivo de Rey, o podría ser una habilidad inherente de cualquier usuario de la Fuerza? De cualquier manera, este detalle disminuye el impacto del viaje del héroe que podría haber tenido.
Los momentos que nos hicieron sentir en casa
A pesar de sus defectos, El Despertar de la Fuerza tiene varios momentos memorables que capturan la esencia de Star Wars. La nostalgia juega un papel importante, especialmente en escenas que involucran a Han Solo, Leia Organa y Chewbacca. Estas apariciones no solo fueron un guiño para los fans de la trilogía original, sino que también sirvieron como el puente emocional que conectó generaciones.
Reflexión final
El Despertar de la Fuerza es una película con altibajos. Aunque es disfrutable y tiene momentos de verdadero fan service, también está marcada por decisiones narrativas que afectaron la percepción de su protagonista y de la trilogía en general. Nueve años después, sigue siendo una experiencia que divide opiniones, pero que también despierta debates interesantes sobre lo que pudo ser y lo que fue.
¿Qué opinas tú sobre El Despertar de la Fuerza y su legado? Dejá tu comentario y hablemos de esta galaxia que tanto amamos.