38 que sí juega: TurretGirls

38 que sí juega - TurretGirls

En este nuevo episodio de “38 que no juega”, me encontré con una joya… o quizá una trampa visual disfrazada de videojuego: Turret Girls. Este título indie combina acción arcade, defensa de torres y una generosa dosis de anime fanservice, todo en un paquete que no se toma demasiado en serio, pero que sin duda llama la atención.

🔫 Robots, torretas y chicas anime

La premisa es sencilla: colocas torretas, defiendes tu base y destruyes hordas de enemigos robóticos. Hasta ahí, todo bien. Pero lo que realmente hace destacar a Turret Girls no son sus mecánicas, sino sus protagonistas: un escuadrón de chicas anime con atuendos imposibles, animaciones exageradas y una física que desafía cualquier ley conocida por Newton.

Cada personaje tiene habilidades distintas y mejoras que se desbloquean a medida que avanzas, pero el verdadero desafío es mantener la concentración cuando el juego claramente no quiere que lo hagas.

⚙️ Un gameplay más divertido de lo que parece

Aunque el fanservice es su carta de presentación, Turret Girls sorprende por su ritmo rápido y su enfoque estratégico. Las oleadas se vuelven más intensas con el tiempo y la gestión de recursos para construir o mejorar torretas mantiene un nivel de tensión constante. No es solo “mirar”, también hay que reaccionar, planificar y sobrevivir.

Además, el estilo visual y la música electrónica le dan ese toque arcade moderno que lo hace ideal para partidas cortas… o para perder horas sin darte cuenta.

💋 Entre la ironía y la diversión

Al final del día, Turret Girls es uno de esos juegos que no se toma en serio, y eso es precisamente lo que lo hace divertido. Tiene su toque absurdo, sí, pero también un encanto que recuerda a los tiempos en que los juegos eran puro desmadre sin pretensiones.

Si lo tomas como lo que es —una mezcla entre shooter táctico y vitrina de waifus digitales— te vas a reír, te vas a distraer y probablemente quieras otra partida más.

En resumen: Turret Girls no reinventa la rueda, pero dispara suficiente energía (y fanservice) como para entretenerte un buen rato.
Un título perfecto para un nuevo episodio de “38 que no juega”, porque a veces el mejor juego… es el que no pretende serlo.

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